Las pulgas más antiguas que se conocen eran “gigantes”
Londres.- Científicos franceses han hallado en China los fósiles más
antiguos de pulgas que se conocen, unos parásitos “gigantes” en
comparación con los actuales, según recoge hoy la revista británica
“Nature”.
El equipo de André Nel, entomólogo del Museo de Historia Natural de París, encontró nueve fósiles en las provincias chinas de Daohugou, Mongolia Interior y Liaoning, que datan de dos épocas diferentes, el Jurásico medio (hace 165 millones de años) y del Cretácico inferior (entre 145 y 99 millones de años).
En una época en la que la Tierra estaba habitada por dinosaurios y grandes reptiles, el hallazgo prueba que el tamaño de las pulgas también era visiblemente mayor: el cuerpo de las hembras podía medir entre 14 y 20.6 milímetros y el de los machos entre 8 y 14.7 milímetros.
Estas dimensiones contrastan con las de las pulgas actuales, que oscilan entre 0.8 y 5 milímetros, y miden de media 3.5 milímetros.
Los restos encontrados, tanto de hembras como de machos, muestran que tenían un abdomen largo y ancho, una cabeza relativamente pequeña, patas largas y una antena pequeña y compacta, pero carecían de alas.
Su rasgo más sorprendente es su boca (con forma de sifón alargado), con la que perforaban la piel de sus anfitriones, más larga en las hembras que en los machos y visiblemente menor que la de las pulgas de hoy en día.
Conservan también algunos rasgos primitivos, en particular unas patas traseras no aptas para saltar.
Estas características sugieren a los investigadores que las pulgas gigantes evolucionaron a partir de la mosca escorpión, una especie alada que habitó en el Cretácico inferior, que tenía una boca similar para alimentarse del néctar de las flores y que se extinguió con la aparición de insectos modernos como los mosquitos o las hormigas.
“La boca y los genitales de las moscas escorpión macho son muy similares a los de las pulgas gigantes, lo que apoya la teoría de que ambas especies están relacionadas y que las pulgas gigantes son moscas escorpiones que evolucionaron para alimentarse de sangre”, explicó Nel a EFE.
Con motivo de esa adaptación, las pulgas perdieron sus alas y disminuyó el tamaño de su antena y de sus ojos.
El descubrimiento ha aportado también nueva información sobre la evolución en la elección de sus víctimas ya que, en un primer momento, estos parásitos podrían haberse alimentado de la sangre de dinosaurios con plumas y con posterioridad pasaron a los mamíferos y las aves.
“El gran tamaño de estas pulgas en comparación con las modernas indica que en un primer momento no debieron alimentarse de pequeños mamíferos, sino de grandes dinosaurios con plumas”, indicó Nel.
“A medida que estos grandes dinosaurios se extinguieron, desaparecieron también las pulgas gigantes, mientras que las modernas se desarrollaron probablemente durante el Cretácico tardío, a la par que los mamíferos”, añadió el investigador.
Sin embargo, el motivo de que su tamaño se redujese tanto permanece sin resolver.
“Quizá adaptarse para poder saltar fue una mejor solución evolutiva que tener un cuerpo grande”, especuló Nel.
El hallazgo de estos fósiles es poco frecuente, ya que los restos de ectoparásitos, insectos que viven sobre la piel de sus víctimas y entre los que figuran las pulgas y piojos, son poco abundantes y difíciles de encontrar, lo que dificulta la investigación de sus orígenes en la era mesozoica.
Fuente/Externa
El equipo de André Nel, entomólogo del Museo de Historia Natural de París, encontró nueve fósiles en las provincias chinas de Daohugou, Mongolia Interior y Liaoning, que datan de dos épocas diferentes, el Jurásico medio (hace 165 millones de años) y del Cretácico inferior (entre 145 y 99 millones de años).
En una época en la que la Tierra estaba habitada por dinosaurios y grandes reptiles, el hallazgo prueba que el tamaño de las pulgas también era visiblemente mayor: el cuerpo de las hembras podía medir entre 14 y 20.6 milímetros y el de los machos entre 8 y 14.7 milímetros.
Estas dimensiones contrastan con las de las pulgas actuales, que oscilan entre 0.8 y 5 milímetros, y miden de media 3.5 milímetros.
Los restos encontrados, tanto de hembras como de machos, muestran que tenían un abdomen largo y ancho, una cabeza relativamente pequeña, patas largas y una antena pequeña y compacta, pero carecían de alas.
Su rasgo más sorprendente es su boca (con forma de sifón alargado), con la que perforaban la piel de sus anfitriones, más larga en las hembras que en los machos y visiblemente menor que la de las pulgas de hoy en día.
Conservan también algunos rasgos primitivos, en particular unas patas traseras no aptas para saltar.
Estas características sugieren a los investigadores que las pulgas gigantes evolucionaron a partir de la mosca escorpión, una especie alada que habitó en el Cretácico inferior, que tenía una boca similar para alimentarse del néctar de las flores y que se extinguió con la aparición de insectos modernos como los mosquitos o las hormigas.
“La boca y los genitales de las moscas escorpión macho son muy similares a los de las pulgas gigantes, lo que apoya la teoría de que ambas especies están relacionadas y que las pulgas gigantes son moscas escorpiones que evolucionaron para alimentarse de sangre”, explicó Nel a EFE.
Con motivo de esa adaptación, las pulgas perdieron sus alas y disminuyó el tamaño de su antena y de sus ojos.
El descubrimiento ha aportado también nueva información sobre la evolución en la elección de sus víctimas ya que, en un primer momento, estos parásitos podrían haberse alimentado de la sangre de dinosaurios con plumas y con posterioridad pasaron a los mamíferos y las aves.
“El gran tamaño de estas pulgas en comparación con las modernas indica que en un primer momento no debieron alimentarse de pequeños mamíferos, sino de grandes dinosaurios con plumas”, indicó Nel.
“A medida que estos grandes dinosaurios se extinguieron, desaparecieron también las pulgas gigantes, mientras que las modernas se desarrollaron probablemente durante el Cretácico tardío, a la par que los mamíferos”, añadió el investigador.
Sin embargo, el motivo de que su tamaño se redujese tanto permanece sin resolver.
“Quizá adaptarse para poder saltar fue una mejor solución evolutiva que tener un cuerpo grande”, especuló Nel.
El hallazgo de estos fósiles es poco frecuente, ya que los restos de ectoparásitos, insectos que viven sobre la piel de sus víctimas y entre los que figuran las pulgas y piojos, son poco abundantes y difíciles de encontrar, lo que dificulta la investigación de sus orígenes en la era mesozoica.
Fuente/Externa
Las pulgas más antiguas que se conocen eran “gigantes”
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1:13 a. m.
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